Taller : Historia y Arte

Traducir conceptos e ideas a un lenguaje que sea captado directamente por nuestros sentidos y asimilado como una emoción, antes de ser racionalizado por nuestra mente. Convertir una idea o un sentimiento en algo tangible; en una imagen, en una sucesión de sonidos armónica o, incluso, en un sabor o un olor. Esta es la función del arte y la tarea prodigiosa de los artistas. Por esto creo que la función de los profesores de Historia del Arte debería ser ayudar a los otros a despertar, a estimular nuestros sentidos, para conectar directamente con el lenguaje artístico. Aprender a apreciar el arte significa, pues, aprender a observar, a abrir bien los ojos, a ver y a contemplar, a escuchar, a palpar y, también, a oler y a saborear.

Desde 2013 imparto este taller para adultos en el Centro Cívico Cotxeres-Casinet de Sants, en Barcelona. Es un ciclo formado por 13 cursos (10 clases cada curso), planteado como un relato que conecta el arte con los acontecimientos históricos, los mitos y la espiritualidad, las religiones y las ideologías, las instituciones y los diversos aspectos de la vida cotidiana de cada época. Mi objetivo es proporcionar las herramientas adecuadas para leer las claves y las pistas históricas, que permitan entender el qué, el cómo y el porqué de un monumento o de una obra de arte.

P r o g r a m a 

Los orígenes míticos de la civilización

Nuestros ancestros inventaron mitos cuando buscaban respuestas a las grandes preguntas 
sobre el orígen del mundo y de la vida. 
Este taller propone una mirada crítica a estos mitos, para descubrir las pistas que nos permitirán conectar con el imaginario de sus creadores, testimonios y protagonistas del nacimiento de las primeras civilizaciones de Oriente Próximo.


Creadores de misterios y constructores de conocimiento. Egipto, Stonehenge y...

Que el conocimiento es poder ya lo sabía la élite egipcia hace 4.000 años, creadora de nuestros conceptos de magia y misterio desde su forma de entender la vida y la muerte, inspirada por el medio natural en el que se asentaron sus antepasados. Por eso mismo, remontarnos a la época de los faraones significa rebuscar entre las raíces de nuestra civilización. El antiguo Egipto es también un punto de partida sugerente para acercarnos a monumentos más antiguos, construidos lejos del Valle del Nilo, como Stonehenge, Göbekli Tepe y los templos megalíticos de Malta.


Dioses, héroes, mercaderes y artistas

Los artistas cretenses y griegos nos dejaron pistas para comprender el trasfondo de sus mitos 
y los fundamentos de su estructura social. 
Viajaremos en el tiempo buscando a sus dioses 
y a sus héroes, en las riberas del Egeo 
y atravesando el Mediterráneo tras 
las huellas de los mercaderes griegos que, pisando los talones a los fenicios, esparcieron la semilla de su civilización.


Roma. La cuna de nuestra civilización

Nos remontamos al contexto de la fundación de Roma, cuna de nuestra civilización, para seguir su evolución de ciudad-estado a metrópoli imperial, mientras se producía la síntesis de las antiguas culturas mediterráneas. Relacionaremos el curso de los acontecimientos con la evolución política, la vida cotidiana, unas artes plásticas profundamente influidas por las producciones helénicas, y la génesis de una manera de pensar y proyectar la arquitectura genuinamente romana, punto de partida de los sucesivos estilos arquitectónicos europeos.


Constantinópolis, Ravenna y Venecia.
El Imperio Romano de Oriente

La fundación de la segunda Roma, 
la adopción del cristianismo como única religión y el proyecto político de Justiniano 
cambiarían el rumbo del Imperio 
y la evolución de nuestra civilización. 
Constantinópolis sucedió a Roma como urbe Imperial y a Alejandría como laboratorio cultural -y artístico- del Mediterráneo. Mientras Occidente se sumergía en un proceso marcado por la irrupción de las aristocracias germánicas y la decadencia de las ciudades, Venecia y sus mercaderes jugaron un papel trascendental al mantener viva la comunicación y activos los vínculos culturales 
con la metrópoli de la Cristiandad.


La invención de Occidente. 
La edad de los castillos y los monasterios

Para abordar esta época de límites temporales y geográficos tan imprecisos denominada «Edad Media», es imprescindible cuestionar y superar conceptos erróneos, etiquetas arbitrarias y fronteras territoriales e ideológicas inventadas por historiadores cegados por prejuicios. Es un tiempo de metamorfosis, en el que no se rompió la continuidad de nuestra civilización: en Occidente la conservaron y transmitieron los monjes, y entre Oriente y Al-Ándalus las mismas poblaciones urbanas romanas bajo el poder -y con el respaldo- de las nuevas oligarquías islámicas. Mientras, se producía un sutil mestizaje entre el imaginario romano y las aportaciones de los antiguos pueblos fronterizos, cuyas huellas podemos encontrar en el arte, en la espiritualidad y en la creación de nuevos mitos y arquetipos. La creación de una realeza cristiana y la restauración de la figura del Emperador de Occidente permitieron a la Iglesia encarnar y gestionar la pervivencia del milenario Estado Romano.


El despertar de Europa.
El tiempo de las ciudades y las catedrales

Entre los siglos X y XI, la reactivación de las rutas comerciales despertó del letargo medieval a las antiguas ciudades romanas, provocando la creación de nuevos emporios más allá de los límites que había tenido el Imperio. 
Las catedrales fueron la expresión más monumental y sofisticada del renacimiento 
de la vida urbana en Europa y el motor de la innovación 
en el campo arquitectónico. La atmósfera fecunda de las ciudades de 
Occidente generó la fundación de universidades y hospitales, 
y concibió las primeras instituciones democráticas.


El Renacimiento. El sueño de un Nuevo Mundo


Cinco siglos atrás, el informe de la primera circunnavegación llegaba a manos de un Emperador romano educado en los valores y los ideales del Humanismo, y nutrido con un imaginario creado por los mejores artistas del Renacimiento. Nuestro viaje empieza en la Florencia del Quattrocento, tras las claves de aquel movimiento cultural que encontró en la Roma imperial y en la Grecia clásica los fundamentos para transformar las artes, la arquitectura, las ciudades y, también, la sociedad y la política de Occidente, a punto de dar el salto al Nuevo Mundo.


El Triunfo del Arte. Europa 1550-1750

Las grandes escenografías arquitectónicas y el realismo dramático de las artes plásticas fueron la respuesta más ingeniosa de la Roma de los Papas a la iconoclastia protestante. En este tiempo convulso, Roma se consagró como el gran centro innovador de la arquitectura y la escultura europeas, pero los artistas de los Países Bajos desarrollaron los nuevos géneros pictóricos al servicio de una burguesía precursora del comercio del arte.


Del Siglo de las Luces al Romanticismo


El Siglo «de las Luces» que proyectaban los pensadores, los científicos y los ingenieros fue la época del descubrimiento de Pompeii y Herculaneum y del redescubrimiento de la Grecia clásica, del Grand Tour, del nacimiento de la Arqueología y la Historia del Arte, del neoclasicismo y, también, de la difusión de la masonería. Los precursores del romanticismo rescataron del olvido la «Edad Media», para convertirla en fuente de inspiración de literatos, artistas y arquitectos. 


Del Romanticismo a la Era Victoriana

Nuestra forma de contemplar el arte y el concepto de Patrimonio cultural se definieron entre el Romanticismo y la Era Victoriana. 
Es la época de los estilos historicistas, de la invención de los relatos históricos nacionales 
y del nacimiento del turismo. 
Londres acogió el primer acontecimiento global en la Gran Exposición de 1851, donde surgiría la idea de fundar un museo 
que reuniera las obras de los artistas junto a las creaciones de los diseñadores, 
y la inspiración del movimiento Arts and Crafts.


La modernidad a través del Arte

Aupados por el progreso tecnológico y las libertades adquiridas por las burguesías, los artistas se convirtieron en los abanderados de la modernidad, y nos abrieron nuevas ventanas para observar e interpretar el mundo, expresar nuevas ideas estéticas, valorar las producciones de culturas lejanas en el tiempo y en el espacio, y aprender de ellas, y soñar el futuro.


El arte de nuestro tiempo

Los artistas que son capaces de conmovernos, para invitarnos a interactuar con su obra, enriquecen nuestro imaginario y contribuyen a desarrollar nuestra consciencia crítica. Este taller presenta una propuesta alternativa para conectar con la vitalidad y la diversidad del arte contemporáneo, 
más allá de los ámbitos exclusivistas del mercado artístico.

Imagen © Björk & Chris Cunningham 1998